La Coloración del acero inoxidable

En los últimos veinte años ha tenido una notable expansión el uso del acero inoxidable, tanto en instalaciones domésticas y aplicaciones arquitectónicas como en obras de arte. A las indiscutibles características de funcionalidad del acero inoxidable, es decir, resistencia a la corrosión y capacidad de conservar en el tiempo un elevado grado de brillo, se suman las aplicaciones formales preciosistas. Un aporte, en tal sentido, resulta la posibilidad de colorear la superficie del acero inoxidable sin utilizar pigmentos sobrepuestos, que ya, desde hace casi medio siglo, investigadores y técnicos se han planteado como una necesidad.

El éxito de este objetivo se llevó a cabo en 1972, cuando la Internacional Níkel anunció que su centro de investigaciones había conseguido un procedimiento para colorear el acero inoxidable.

El principio de la coloración, es decir, la inmersión del acero en soluciones calientes crómico-sulfúricas, era conocido desde hace muchos años Pero la utilización del acero coloreado, solamente fue posible cuando se encontró el modo de hacer compacta y dura la superficie coloreada mediante un procedimiento catódico de endurecimiento.

La coloración se obtiene sumergiendo la lámina de acero inoxidable en una solución líquida caliente de ácido crómico y ácido sulfúrico contenida en una vasca cubierta de plomo y calentada a baño de María, a una temperatura constante de 80 grados.

Durante el tratamiento de la coloración se obtienen, en orden progresivo de tiempo, los colores: bronceo, azul, oro, rojo púrpura y verde. También se pueden obtener otros colores a partir de estos básicos, según como se prepare la superficie. Efectivamente, en algunas obras, trato los diversos segmentos del cuadro satinado, lijando, rayando o con la mordedura del ácido, pero todavía se dificulta mucho la obtención de diversos colores en una sola plancha durante el proceso de coloración.

El siguiente paso, una vez obtenido el color requerido, es enjuagar en agua limpia la lámina que se fina en otra vasca que contiene una solución de ácido crómico, ácido sulfúrico y ácido fosfórico El tratamiento de fijación o endurecimiento es efectuado a temperatura ambiente, con una densidad de corriente de 02-04 Ampere.

El acero inoxidable, para ser coloreado, debe contener más del 50% de hierro con un tenor de cromo del 17 o 18%.

Para lograr colores brillantes, la superficie debe ser, también, muy brillante, de lo contrario se obtendrán colores opacos; todo depende del gusto y de las exigencias personales.

Estuardo Maldonado