Horacio Sevilla Borja


VOLUMEN Y ESPACIO


Horacio Sevilla Borja
Maldonado es el pintor que aporta al arte ecuatoriano frescura, innovación, creatividad, originalidad, proyección internacional.

Algunos creen que las matemáticas y la física nada tienen que ver con el arte.  Que la cibernética y la cuántica están reñidas con la plástica.  Que la información y la química no entran en el mundo de la belleza.  En fin, que la tecnología y la ciencia no son parte de la creación artística.  ¡¡¡¡¡¡¡¡¡Cuan equivocados están!!!! Basta asistir a una de las numerosas exposiciones (200 colectivas, 80 individuales, 12 premios en Europa, 13 Bienales, 12 esculturas monumentales urbanas) que por todo el orbe realiza este ecuatoriano universal, para comprobar que cuando se tiene sensibilidad humanística y curiosidad científica como es el caso de Estuardo Maldonado, ciencia-arte-tecnología-plástica pueden ir muy bien de la mano y con resultados deslumbrantemente bellos. La verdad es que siempre fue así.  En la historia del arte la ciencia nunca fue un elemento extraño; lo demuestra la obra de Leonardo Miguel Ángel, por ejemplo, con su dominio de los materiales y conocimientos científicos de la época.  Pero en la actualidad – con el prodigiosos avance de la moderna tecnología- este matrimonio puede ser afortunadamente más sólido que nunca.

Maldonado ha reemplazado los tradicionales lienzo, cartulina y papel por la plancha de acero inoxidable; los clásicos caballete y paleta por gigantescas piscinas llenas de ácidos y líquidos raros producto de la combinación de elaboradas fórmulas químicas.  Ha sustituido el pincel y la espátula por el rayo láser y buriles electromagnéticos; la témpera, el óleo, el lápiz y la acuarela por complejos procesos científicos-técnicos de coloración del metal y computadoras de punta.

El resultado es mágico.  Es alucinante.  Cuasi irreal, propio de la democracia informatizada de la sociedad digital del futuro, que ya es presente.  Aparecen trazos pluridimensionales, surgen colores de brillos impensados que se mueven y transforman al ritmo del movimiento del espectador, nacen nuevas dimensiones que van mas allá de las tres tradicionales (Estuardo me ha explicado que son seis las que hay en sus obras, algún día lo entenderé), refulgen inéditas vibraciones ópticas, centellan reflejos iridiscentes.... el frío metal se llena de poesía, calor color.

Horacio Sevilla Borja