Enrique Tábara


Enrique Tábara
Estuardo Maldonado, nacido en Pintag en 1930, retorna al Ecuador después de muchos anos de permanencia en Europa, donde fue a perfeccionar sus estudios artísticos, y luego de recorrer algunas de las grandes capitales del viejo continente decide radicarse en Roma.

La ciudad santa le estimula sus grandes dotes de creador. El artista vive el maravilloso espectáculo de una ciudad de 25’000 artistas y un total de 200 galerías de arte. Además de sus importantes museos y colecciones particulares.

Roma le brinda la posibilidad de encontrarse a si mismo, como de emprender una labor de búsqueda y de asiduo trabajo que mas tarde había de producir óptimos frutos.

Triunfador de algunos certámenes de Italia, Estuardo Maldonado regresa a la patria, mas que como un artista que ha visto culminar sus anhelos de superación, hasta el punto de que algunos de los mas importantes críticos europeos se interesan por su trabajo. Pero por encima de estas victorias que enaltecen a cualquier joven artista, el mas relevante de sus triunfos reside en haber madurado un estilo que el considera suyo, y el convencimiento de haber dado su aporte de artista buscador de nuevos lenguajes de la forma, y el desarrollo de su personalidad individual, nada menos que viviendo en un mundo como el nuestro, convulsionado de ideas y de exacerbado materialismo en donde el artista realiza una labor de sacerdocio cimentando con su espíritu el amor y la comprensión entre los humanos.

Maldonado pertenece a esa generación de artistas ecuatorianos preocupados por llevar el arte hacia caminos mas amplios que la entonces imperante época de los Paredes, Kingman, Guayasamín, etc., artistas que sufrieron poderosamente la influencia de la pintura mexicana de Orozco, Rivera y Tamayo, creando para el Ecuador una verdadera estela de mexicanismo, con la diferencia que los mexicanos mal o bien, creaban sus propias formas dentro de la pintura latinoamericana, y los nuestros terminaron por convertirse en políticos de la pintura, meros ilustradores de la literatura socialista del tipo “Huasipungo” y demás sombras del pasado que aun ennegrecen nuestro firmamento patrio.

Gracias a esta generación a la que Maldonado pertenece, y con él, Villacís, Viteri, Cifuentes, Molinari, Constante, Ricaurte, de autentica fibra de creadores honestos que ya han dado al país su carácter propio y la solidez de un pueblo que vibra con las inquietudes del pensamiento moderno. Que mejor legado que brindar a las futuras generaciones.

Pintura de materia bien trabajada, con colores de tonalidades suaves pero alegres, vemos en el arte de este joven maestro una preocupación constante de insistir en espacios que apenas aparezcan en la tela, su pintura es unitaria y de estilo definido. Hay una soberanía del símbolo que domina por completo la imagen, esta mantiene su ritmo bien ordenado produciendo en el espectador la sensación de una música ritual, con su “tan tan” repetido hasta el infinito, y que sin lugar a dudas nos habla de la estructura del mundo. Hay en toda su obra esa nostalgia que identifica a los artistas de su generación, que se inspiran en la forma y la cultura precolombinas, tal vez por una confrontación profunda con esa angustia que siente el hombre primitivo por el mundo que le rodea, y al que el trata de encontrar un orden mental. Es sintomático como en culturas primitivas el símbolo es preponderante. El hombre e su “habitad” logra que se confabulen un sinnúmero de artes mágicas, cuyo estado anímico será expresado con abstracción de la realidad y riqueza de contenido.

Época racionalista la nuestra, de la psicoanálisis de la droga LSD y de los viajes espaciales. Es mucho lo que tenemos que aprender de nuestros antepasados de America indígena. No es en absoluto un error que incluso artistas que no son americanos, s sientan atraídos por el arte maravilloso y fabuloso de los Incas o los Mayas. Tal como las tallas africanas o los antiguos grabados japoneses inspiraron a los pintores como Vlaminck, Van Gogh, Picasso y Léger.

Me cabe la gran satisfacción y el honor de presentar a consideración del publico a Estuardo Maldonado, a quien considero uno de los mas firmes y puntuales de la pintura Ecuatoriana y Latinoamericana.

Enrique Tábara 1967